(looking for the English version? … click here!)
… y la aventura por la India continúa (hay una “Parte I”, por si te la perdiste!).
Recuerdan que dije que la Parte I era solo el calentamiento? … pues lo fue… con ciudades como Mumbai, Delhi y Varanasi en la agenda, la cosa estaba por ponerse buena. Buena al estilo India, Y ustedes ya saben lo que esa I significa.
Pero primero, me guardé algunos pensamientos para esta segunda mitad, así que empecemos con ellos:
- Si, India es un país pobre. Pero en líneas generales nos sentimos seguros*. Caminando por las calles, incluso de noche, nunca tuvimos esa sensación de “en cualquier momento nos asaltan” que a veces uno tiene. Algunas de las zonas pobres que atravesamos podrían compararse con zonas igualmente pobres en Perú, con la pequeña diferencia que por las peruanas no me atrevería a caminar de noche ni con Chuck Norris escoltándome (bueno, con Chuck tal vez sí). * Aclarando que siempre hemos estado en pareja. Algunas mujeres que viajaban solas nos comentaron que en algunos lugares no se sintieron del todo seguras.
– a lo largo del río Ganges por la noche-
- Y la comida… mucho se dice de la comida india. La gente del sur asegura que SU comida es LA comida. La gente del norte asegura lo mismo. En nuestra opinión las diferencias no fueron tan drásticas (perdón a mis amigos indios por la blasfemia). Disfrutamos bastante de ambos tipos, pero hacia el final ya como que extrañábamos algo de comida occidental. Sin darte cuenta empiezas a valorar más y más esos simples huevitos revueltos del desayuno. Y también les diré que, admitiendo la falta de objetividad, de ninguna manera pondría a la cocina india al mismo nivel (léase en la cima de los rankings mundiales) que nuestra comida peruana. Tenemos muuuchas más texturas, formas, colores, olores y sabores. Vamos, mi punto de vista. Igual comimos rico por aquí.
– Nos sentamos y antes de pedir el menú ya teníamos esto al frente … es un “Thali”. Era un restaurante de Thalis. –
- Y aún en la categoría “comida” (bueno, más o menos) … habían oído sobre el “bhang”? Bhang es una forma comestible del cáñamo o cannabis, culturalmente usado en la India con fines espirituales desde hace sabe Dios cuánto. Es legal. La manera más común de ingerirlo es en un “Bhang Lassi”, una especie de milkshake a base de yogurt. Interesante.
– Esta foto me la pasó un amigo de un amigo, que al parecer lo probó. 🙂 –
- Aquí el concepto de “espacio personal” es muy interesante, por no decir que no existe. Pestañea y la persona que estaba detrás de ti en la fila, de pronto estará delante. Haz como que ves algo muy interesante entre tus manos y pronto tendrás otro par de ojos chequeando por sobre tu hombro.
- Ah, y no le tomó mucho tiempo a Sandra confirmar que aquí ella está totalmente dentro de la estatura femenina promedio. Les parecerá algo poco relevante, pero recuerden que vivimos en Los Países Bajos -valga la contradicción, ahora que lo pienso-, donde ir a la zona “Stand-up” de un concierto está totalmente descartado. Aquí Sandra puede incluso mirar a algunos hombres, cara a cara, sin ninguna tensión en la parte de atrás de su cuello. Genial.
Habiendo dicho eso, vamos de vuelta a la ruta … dejamos la historia en Goa, cierto? … bueno, luego de los días de yoga, seguimos avanzando para el norte…
MUMBAI Y AURANGABAD
Hay todo un debate acerca del nombre. Bombay o Mumbai. No voy a entrar en eso y me quedaré con Mumbai, por ninguna razón en especial. Digamos que tiré una moneda.
Nuestra primera ciudad grande (grande del verbo 20+ millones de almas). Allí nos encontramos con Deepti, una buena amiga de antaño, quien nos consiguió entradas para una genial comedia musical al estilo “Bollywood”, y luego nos sacó a un bar inspirado en la bolsa de valores (con tragos que subían y bajaban de precio según la demanda). Cerramos la noche aprendiendo nuestros propios pasos bollywoodenses. El truco estaba en seguir las infalibles indicaciones de “enrosca el foco, acaricia al perro”. Inténtalo.
– de parranda en Mumbai con Deepti –
Aquí unos segundos del musical, para que se lo imaginen:
– enroscando foco tras foco –
De Mumbai tomamos un tren a Aurangabad, una pequeña ciudad (léase: el doble de tamaño que Amsterdam, maomeno) desde donde se visitan las IMPRESIONANTES cuevas de Ajanta y Ellora. Templos hinduistas, budistas y jainistas de toda forma y tamaño, tallados directamente en la roca, a punta de martillo y cincel, con increíble nivel de detalle y cero margen de error. Uno de ellos es la escultura monolítica más grande del mundo mundial, esculpida de arriba abajo directamente en la montaña. Piensen en eso por un segundo… de arriba abajo! (de paso se ahorraron los andamios). Por favor Googleen el templo “Kailasa”, porque ninguna de nuestras fotos le hace justicia.
Honestamente creo que estos lugares están absolutamente subvalorados. Yo los pondría juntito a Machu Picchu o Petra, ahí arriba de la lista de las “nuevas” maravillas del mundo. Así de impresionantes son.
– Un templo entero esculpido en roca. Mientras más te acercas más grande resulta ser. –
En Aurangabad también hay una versión “falsa” más pequeña del Taj Mahal. Chequen las fotos…😊.
VARANASI
“La verdadera India”, nos habían dicho nuestros consultores de viaje, los Barthur. En efecto, es surrealista, de otro mundo. Los “ghats”, que así se llaman las múltiples escaleras que dan al río Ganges, son un abrumador, casi psicodélico despliegue de colores, olores y sonidos … gente rezando, comiendo, bañándose, lavando coloridos saris, jugando cricket, haciendo música, cremando a sus muertos, oficiando ceremonias, vendiendo cachivaches, ofreciendo tours en bote… siniestros “sadhus” -ascetas- viviendo en su realidad paralela, falsos sadhus pidiendo plata, vacas, búfalos, cabras, perros, pilas de madera para cremación y, por supuesto, los impresionados turistas,… en tours organizados, mochileros, hippies, aspirantes a hippies, chinos en grupos siguiendo a su guía con banderín en mano, todos. Vaya mezcla.
– sobrecarga sensorial –
En Varanasi también nos encontramos con Elda y Claudio, que andaban por aquí en una visita más corta desde Lima. Refrescante, ver a amigos peruanos estando tan lejos, así haya sido solo para un par de comidas, conversas y caminatas (esquivando exitosamente todas las tortas vacunas en las calles).
– caras familiares en Varanasi –
Aquí un videíto de Sandra caminando por la calle del mercado. Andábamos apurados porque nos ganaba la hora para ver la ceremonia religiosa que hay cada noche frente al río:
– llegue a decir “sobrecarga sensorial”?-
Y un momento gracioso… nuestro improvisado guía de 15 años nos estaba explicando -mientras remaba su botecito- las 5 razones por las cuales un cuerpo no es cremado (y más bien es arrojado directamente al Ganges) … y cuando llego a “número 4: cuando mueres por la mordedura de una cobra venenosa”, Sandra interrumpió abruptamente, pánico en el rostro, gritando “COBRAS??? AQUÍ HAY COBRAS???” … se rompió el misticismo del momento por unos segundos.
Ok, ahora algunas fotos. Sugiero a estas sí hacerles “click” para verlas con un poco más de detalle, en lugar de bajar rapidito viendo las miniaturas. Una idea nada más.
DELHI Y AGRA
Que buena decisión, no haber empezado por Delhi. Otra hubiera sido la historia (y muy probablemente más corta). Para colmo escogimos el barrio equivocado para alojarnos. Primera vez que veo un “hotel” que tenga el sistema de tarjetas de plástico (en lugar de llaves), con escasez de tarjetas de plástico. O sea no había “llaves” para los huéspedes. “Nos avisa usted nomás, que subimos a abrirle cada vez que lo necesite”). De paso, un cuarto con las paredes verdes gracias a la humedad relativa de 250% y, si te atrevías a abrir la ventana “para que entre aire fresco”, como gentilmente sugirió el empleado, tocaría respirar tierra y monóxido de carbono en lugar del mohoso aire. A ver dime.
A estas alturas el nivel de intensidad acumulada llego a su punto máximo… y nuestro stock de Bismutol a su punto mínimo… si saben a qué me refiero. Caminar las calles de Delhi, en especial las de la ciudad antigua, es en sí una aventura. Comprensiblemente, el nivel de entusiasmo se vio afectado, al mismo tiempo que empezamos a entender eso que llaman “saturación del viajero”.
– nunca entendí por qué Sandra decía que se sentía observada –
Por otro lado, estuvo refrescante, también aquí, encontrarnos con dos buenos amigos de los días del máster. Almorzamos con Akhil en un sitio de lo más moderno y comimos con el gran Akshay. Buenas personas. No tenía idea que Akshay se había metido de cabeza y hasta el fondo en esto del Hare Krishna, así que la cena fue en el principal templo Krishna de Delhi. Comida sin ajo ni cebolla, aprendimos, porque pueden incrementar tu libido (y eso es algo malo, por supuesto). Interesante experiencia (escuchando a Akshay decir “Hare Krishna” unas 72 veces en esas dos horas).
– con Akhil and Akshay, agradeciendo los momentos de descanso en la frenética Delhi –
Ah… y aquí también nos encontramos con Erica, una simpática y energética mochilera italiana que ya habíamos visto en Varanasi y, antes de eso, en el bus de Kochi a Mysore (recordado por Sandra como “el bus infernal”). Coincidimos tres veces, con miles de kilómetros de por medio. Cuán probable era algo así? Pues mucho muy, confirmamos una vez más.
– El mundo de los viajeros es pequeño… incluso en India. –
Y luego vino Agra, a donde uno va básicamente para ver el Taj Mahal, maravilla mundial. Es considerado por algunos como el edificio más hermoso del mundo. También ha sido descrito (y no me lo estoy inventando) como “un poema de amor hecho de piedra”, “la Encarnación de toda cosa pura” y “una lágrima en la mejilla de la eternidad”. Ni más ni menos, figúrese usted.
Siguiendo los consejos de nuestro libro, fuimos al Taj antes de la salida del sol. Fue probablemente la hora con más gente… y de paso la más nublada. Más que fijo han visto la clásica foto del Taj Mahal cierto? Bueno, esto fue lo primero que vimos al llegar a ese mirador principal:
– se robaron el Taj Mahal!-
Sandra se empezó a poner nerviosa. “Por gusto hemos venido!” … y así por el estilo. Por suerte, poco a poco empezó a aclarar y pudimos verlo en todo su esplendor. Impresionante, en efecto! Eso sí, no sé si a mí se me hubiera ocurrido eso de “una lagrima en la mejilla de la eternidad”.
Al final, por supuesto que conseguimos la obligada foto del recuerdo, como pueden ver aquí abajo. Para ello necesitas los servicios del “controlador de tráfico” quien, pito en mano, controla que la gente no invada la “zona para la foto” al mismo tiempo. Por una propina, claro.
– Había 50 otros sujetos esperando su turno a ambos lados de lo que se llega a ver en la foto. –
Ese mismo mirador, visto en la dirección opuesta desde el Taj, se ve así:
– todos quieren su postal-
Aquí algunas fotos más de Delhi y Agra …
JAIPUR Y PUSHKAR
Nuestros últimos destinos. Y los únicos en el estado de Rajasthan. Para que se hagan una idea, hay gente que solo visita Rajasthan cuando viene a India, así que es importante… pero nosotros dejamos varias ciudades de lado, para ganar algunos días para futuros países (por una vez hicimos un poco de planeamiento a largo plazo).
Jaipur, “la ciudad rosada”, fue la ciudad más limpia y probablemente la menos caótica que visitamos en India. No muy impresionante, pero bonita. Un muy bien tenido palacio real, un grandísimo fuerte en las afueras y muchos edificios rosados (o más bien “ocre” diría yo). No mucho más que eso.
– ventanas rosadas por las que las damas nobles de antaño espiaban a inocentes transeúntes –
Pushkar si nos encantó! Pintoresco y colorido pueblecillo sagrado, algo así como un mini-Varanasi, con ghats que dan a un pequeño lago (si aún no saben lo que es un ghat, no han estado prestando atención 😊).
Es un destino popular para hippies y mochileros. Bastante occidental descalzo, con ropas sueltas de colores, pititas en los tobillos y la usual actitud de “qué relajado estoy”. Fueron días relajados, en efecto, sin mucho más que hacer que caminar la calle principal de arriba a abajo, buscando qué comer, mirando los muchos desfiles nupciales (creo que era temporada de bodas) y esquivando a los insistentes autoproclamados “brahmanes” que piden donaciones gritándote que “es bueno para el karma!” en un tono no muy espiritual que digamos. Más de una intimidada joven viajera termina abriendo su monedero.
– encabezando un desfile en el colorido Pushkar –
Uno de los momentos más activos en Pushkar vino cuando levanté la mirada de mi laptop, dentro de nuestro cuarto, y me encontré con un mono bastante grandecito, mirándome fijamente mientras cogía uno de los plátanos que yo había dejado en la mesa. A un metro de mis narices. Pegué un grito y casi le doy un “laptopaso” (de puro instinto). En su lugar le pegué a la mesa, dejando un simpático abollón de recuerdo en mi laptop. Y un plátano menos.
– cierren las ventanas, que los monos tacheros atacan en cualquier momento –
Y eso fue India!
Ah, perdón, me olvidaba de las fotos de Jaipur y Pushkar:
Y BUENO, EN CONCLUSION?
A ver, cómo explicarlo … tuvimos días buenísimos con los Barthur, nos encantó nuestra semana de yoga frente al mar y nos maravillamos con lo grandioso de las cuevas de Ellora, del Taj Mahal y del misticismo surrealista de Varanasi y Pushkar. Curiosamente, sin embargo, nos quedaba también un como sinsabor en la cabeza. Después de conversarlo un buen rato, concluimos que era por todos los “intermedios”. Los largos viajes en trenes y buses, los interminables recorridos desde y hacia los aeropuertos, los viajes en tuk-tuk, zambullidos en junglas de smog y de bocinazos, las largas caminatas por calles polvorientas. Creemos que es por todos esos momentos, siendo honestos no tan atractivos para la vista, que terminamos con esos sentimientos encontrados. El ratio de “actividad” por “tiempo entre actividades” jugó en contra. Raro.
Por lo mismo, no podemos decir categóricamente: “India, la amamos!” … pero por supuesto tampoco diríamos que la odiamos. Nos encantó mucho de lo hecho y visto… nos desencantó otro poco… tal vez odiamos uno que otro momento. Es en definitiva un país que vale la pena visitar, y estamos contentos de haberlo hecho.
Igual, para el día 44 ya estábamos listos para volver al Sureste Asiático … siguiente destino Camboya!
Pero antes, el entremés musical, esta vez auspiciado por la mismísima banda de vientos “pushkarina”, la “Sunder Brass Band”.
– una lágrima en la mejilla de la eternidad (musical) –
Y eso es todo, amigos! (y gracias si llegaron hasta el final… sabemos que estuvo largo!).
Hoi An – Vietnam, 20 de marzo de 2018
Seguidores de su maravilloso viaje, ahora estamos conociendo por sus fotos, comentarios, graciosisimas experiencias, sobre todo la invasion del mono a su cuarto, la colorida, bulliciosa y maravillosa India, el Taj Mahal, Jaipur esa ciudad medio naranja, calles compartidas con gente y animales, a Sandrita tratando de cruzar en medio de dos vacas, sus comidas, costumbres tan peculiares, mundos tan diferentes, gracias por compartírnoslo Fran.
LikeLiked by 1 person
gracias suegrita!…la del mono no fue tan graciosa en su momento! . hehe 🙂
LikeLike
Followers of your wonderful trip, we are now getting to know your photos, comments, funny experiences, especially the invasion of the monkey to your room, the colorful, bustling and wonderful India, the Taj Mahal, Jaipur that half orange city, streets shared with people and animals, to Sandrita trying to cross in the middle of two cows, their meals, so peculiar customs, so different worlds, thanks for sharing us Fran.
LikeLiked by 1 person
senk yu, suegruita.
LikeLike