Ahora que vuelvo a leer el título que acabo de escribir, creo que en realidad debería haber puesto “Primeras Reflexiones”. Entrando al tercer día desde que aterrizamos en Bali -que es cuando estoy empezando a escribir este post-, es demasiado pronto como para poder responder a la pregunta -que ya nos empezaron a hacer- de: “y qué tal por allá”?… Sin embargo, desde que nos subimos al avión en Amsterdam, he anotado varios pensamientos en el fajito de “Post-its” que llevo en el bolsillo.
Sí, he empezado a llevar conmigo lápiz y papel todo el tiempo. Ya aprendí que esas ideas interesantísimas que se le vienen a uno a la cabeza, sobre las que habrá que escribir sí o sí, duran en la memoria tanto como el sueño de anoche al despertar, salvo las ponga uno en blanco y negro. Eso sí, aún no sé cómo haré para documentar los chispazos de creatividad que tiene uno en la ducha, que no son pocos.
De vuelta a los pensamientos, estos primeros días han sido bastante interesantes en cuanto a reflexión. Venimos de un par de semanas de locura, de poner cosas en cajas, de ver las cosas fuera de las cajas multiplicarse ad infinitum, de llevar cajas al depósito, de buscar inquilino, de ver que la agencia de alquiler no mueve un dedo fuera de horarios de oficina, de tratar de mantener los hígados en una pieza, luego de la enésima comida de despedida, de empacar nuestras propias petacas, de darnos cuenta de que tendríamos que filtrar la mitad de las cosas que queríamos llevar (y meterlas en cajas)…
Unas de las extremadamente escasas semanas de buen clima en Amsterdam, y nos pasamos los días bajo techo y sudando (“ya vendrán suficientes días de sol”, nos decíamos para no sentirnos tan mal) y las noches afuera comiendo y tomando (y pensando que no deberíamos estar gastando tanto, que la generación de Euros ya había parado… “Este trago seguramente significa una noche menos de alojamiento en Tailandia”, pensé más de una vez). Al menos hubo varios amigos que pasaron por nuestra puerta para decir adiós y desearnos suerte. Eso nos dio un buen empujón de energía positiva, entre caja y caja.
En suma, no tuvimos tiempo de procesar lo que se nos venía.
Terminamos muertos (o, como diría mi mamá, “pomada”). Cerramos la última mochila y sacamos la última bolsa de basura como a dos horas de nuestro vuelo. Justo entonces Amsterdam decidió liberar toda la lluvia que había venido reteniendo, así como quien dice “ah, ahora se van?…pues volvamos al clima habitual”. O tal vez para poner a prueba la impermeabilidad de nuestras flamantes mochilas nuevas.
– a dos horas de despegar –
Una vez en altura crucero, las pulsaciones finalmente bajaron a niveles normales y pudimos volver a pensar. Sandra dijo “te has puesto a pensar que no vamos a dormir en nuestra cama por un año?”. Cierto!… así finalmente acortemos el viaje, nuestro departamento igual estará alquilado hasta mediados de 2018! A esa pregunta le siguieron algunas otras, que empezaban a saltar en nuestras cabezas aleatoriamente…
…cómo haremos para acomodarnos al estilo de viaje de “bajo presupuesto”?
Ya muchos amigos nos habían empezado a recomendar EL restaurante, El club de playa y LA actividad imperdible en cada destino… y lo único que yo veía era millones saliendo de mi billetera (literalmente millones, en caso no hayan visto la cantidad de ceros en los billetes indonesios… casi casi como en las épocas del Inti). (Aquí imaginen que pasó un tiempo). Actualización, dos días después de que escribí el párrafo anterior: anoche tuvimos la primera conversación/discusión/debate al respecto…. “Primero muerta de inanición, antes de tener que comer frituras y carbohidratos todo el día!”, me dijo. “Ok, tendremos que buscar un balance”, fue la conclusión. Estoy ahorrándoles los detalles, pero tal vez sea bueno aclarar que la conversación/discusión/debate empezó cuando Sandra vio la cara que puse luego de que dijo “Mira, qué lindo restaurante de sushi!”.
…cuánto tiempo nos durará el “chip del turista”?
Me refiero al estilo de viaje en el que uno trata de llenar todo el día con actividades, como en la clásica escapada de una o dos semanas (para una muy buena amiga, si no empiezas el día a las 6:30 y estás en tu primera actividad a más tardar a las 8, estás desperdiciando valiosas horas de vacaciones).
…qué vamos a responder cuando nos pregunten “y ustedes qué hacen?”
“Trabajábamos para … pero ahora estamos desempleados”, como que no suena muy simpático. Ahora, “no trabajamos, viajamos por el mundo”, suena un poco muy pretencioso para mi gusto. Ya con el formulario de aduanas para entrar a Indonesia, volví a mi antigua usanza de poner “Ingeniero Industrial” en el campo de “ocupación”. Y así lo seguiré haciendo.
… cuánta energía debería invertir en documentar el viaje, versus simplemente disfrutar cada momento?
He leído que muchos viajeros de este estilo ni siquiera cargan computadoras… y luego estoy yo con mis múltiples dispositivos análogos y digitales y que, con toda esta nueva onda del blog, siento que vengo generando un cierto nivel de expectativas… por cierto también para conmigo mismo. Pero fuera del blog, siempre me ha gustado inmortalizar los momentos… y ya me ha pasado que ante la duda de si “será este un momento Canon -a falta de Kodak-, GoPro o iPhone?”, por si las moscas, termino capturándolo con al menos dos de las tres. Definitivamente tendré que encontrar el justo medio.
… y si nos cansamos de todo esto en poco tiempo?
A partir de cuánto tiempo podríamos decir que “valió la pena” todo lo que hemos hecho para llevar a cabo esta pequeñez de viaje? Desde el inicio dijimos que el viaje duraría lo que tenga que durar… pero qué tal si sentimos que ya fue suficiente después de “solo” 3 o 4 meses? Esperemos que no sea así.
… es normal este ligerillo sentimiento de culpa?
Nah… ese ni hablar durará mucho.
Y así.
En este momento han pasado ya como 72 horas desde que andábamos lidiando con esas preguntas (y con menuda turbulencia que nos vino a tocar). Tengo que decir que Sandra no pudo haber encontrado un mejor lugar para la desintoxicación inicial. Se llama Serenity Eco Guesthouse (hace falta que diga más?). Aquí está prohibido tomar y fumar, dan clases de yoga y meditación y las áreas comunes parecen como que un campamento hippy, full paz y amor. Lo ves y te preguntas en qué momento empiezan a correr los joints. Luego te acuerdas que está prohibido fumar. Oh.. y que estamos en Indonesia.
– sip, según yo, esa es la dirección correcta –
En fin… por ahora ya hay un nuevo “set” de preguntas trascendentales que han empezado rápidamente a tomar protagonismo, como “qué tan seguido me debería afeitar?”…”cómo hacemos que el deporte sea parte de nuestra rutina diaria?”…”qué hora es en Lima?”…”es caro 30,000 rupias por un plato de comida?”…”coco o papaya?”
Creo que vamos bien.
– ah, y ya estamos hacienda nuevos amigos –
– (mentira, solo nos pidieron salir en la foto con ellos … debe haber sido mi pelo) –
Canggu, Bali – 11.Junio.2017